Tengo recuerdos de niña...
recuerdo a Doña Pudor.
Recuerdo que se tapaba el cuerpo
de los pies hasta el cuello
con recatación.
Tenía la sonrisa podrida
porque nunca la usó,
por eso las cosas de su boca
salían apestosas
llenas de rencor.
Eso sí ella era muy decente
porque nunca se enamoró
pero en sus noches calientes
cómo se arrepintió...
Rompe ese recuerdo el graznido de un cuervo
Que me manda a otro tiempo en otra dimensión
A un futuro pasado en un panteón solitario
Que triste es la tumba de doña pudor.
Ahí viene la inmoralita
Moviéndose toda pues se quiebra de risa
Risa mentirosa pues en su alma llora
Risa que es barrera pero no consuela.
Ella quería ser distinta,
Casarse de blanco sintiéndose querida,
Quería ser el orgullo de su pobre familia
Pero tuvo que ser la que los mantenía.
Ahora estoy en este cuerpo,
En este tiempo, en esta reencarnación,
Entiendo las razones que tuvieron las dos,
Fueron las circunstancias, grande su dolor
Mas… que triste es la tumba de doña pudor.